28.6.08

Ecuación animal

 
A la tarde es cuando vienen,
bandadas de gorriones
y cuervos de un azul oscurísimo.
Picotean siempre sobre el mismo espacio,
como si un círculo imaginario
les hubiera sido asignado.

Por lo general no se molestan,
indiferentes a la existencia del otro.

Hasta que un gorrión se rezaga
y los cuervos, como ante una señal convenida,
levantan vuelo
y aletean en torno a él por un segundo:
ni siquiera llega a verse la sangre.

Los demás gorriones quedan inmóviles:
sólo vuelven a picotear cuando todo ha terminado.

¿Será por miedo a arriesgarse
o porque comprenden la irremediable suerte
que correrán algún día?
 

2 comentarios:

martha muñoz dijo...

En realidad, no se,como un genio de esta magnitud anda suelto por las veredas de la gran ciudad...exelentes tus poemas

Cruz del Norte dijo...

La palabra del poeta se oculta en este espacio.

Por eso hay ruidos que ensordecen.

Son sus poemas que quieren salir a la luz de tantas miradas...